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Semana Santa 2024 y del 01/Julio al 30/Septiembre

Playa de As Catedrais, monumento natural

La Playa de las Catedrales es un monumento natural que se ubica en la formación geomorfológica denominada como la Rasa Cantábrica, en la provincia de Lugo y que abarca desde la localidad de Burela en su extremo occidental, hasta San Vicente de la Barquera en el oriental. La Rasa Cantábrica se trata de una superficie plana situada entre el mar Cantábrico y las estribaciones montañosas, generando de esta manera un tipo de costas lineal en donde destaca la formación de playas a pié de acantilado y arenales separados a menudo por farallones. También es conocida como As Catedrais

Hay que tener en cuenta la tabla de mareas de la playa de las Catedrales, ya que solo podremos sacar provecho de nuestra visita a la Playa De Las Catedrales si esta la realizamos coincidiendo el periodo de tiempo en el que el nivel del mar desciende, lo que nos permitirá recorrer los estrechos pasillos entre los acantilados, grietas, cuevas y pasar bajo sus enormes arcos. Este periodo de tiempo está condicionado por el fenómeno físico de las mareas, por lo cual es imprescindible que conozcamos la predicción de la bajamar correspondiente a la fecha de nuestra visita para bajar al arenal.

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Un poco de historia

Las rocas que la componen son principalmente pizarras y cuarcitas, que tuvieron su origen hace unos 500 millones de años en el hemisferio sur. Durante todo este tiempo han sufrido grandes transformaciones, soportando la acción de los movimientos tectónicos y las sucesivas fases de inundación y retirada del mar, así como la influencia de todos los agentes erosivos.

Las bravas aguas del mar Cantábrico llevan millones de años descargando su furia contra estas rocas, que se muestran especialmente débiles cuando se producen fracturas, debido a la orientación de los diferentes estratos.

Este batir constante ha esculpido formas sorprendentes en los acantilados, creando largos pasadizos alfombrados con fina arena, cuevas profundas con bellos colores, que van cambiando en función de la orientación del sol ,grandes arcos de más de 30m de altura…, todo ello hace que visitar la Playa de las Catedrales sea un auténtico deleite para los sentidos. bravas aguas del mar Cantábrico llevan millones de años descargando su furia contra estas rocas, que se muestran especialmente débiles cuando se producen fracturas, debido a la orientación de los diferentes estratos.

Ubicación

La Playa de las Catedrales está ubicada en la Mariña Lucense, muy cerca de los Apartamentos A Galera, el lugar ideal para alojarte y disfrutar de esta joya de la naturaleza, en la parroquia de A Devesa, perteneciente al Ayuntamiento de Ribadeo, de cuyo centro urbano dista 9 Km en dirección Oeste. Si circulamos por la Autovía del Cantábrico (A-8), debemos tomar la salida 516 hacia Reinante / Rinlo, a 1 Km cruzaremos una rotonda en la N-634, y a tan solo otro Km ya estaremos en la Playa de las Catedrales. Durante el verano, en Ribadeo opera una línea especial de autobús, que conecta el centro de la villa con la Playa de las Catedrales.

Detalles de la playa

La Playa de las Catedrales es de arena fina, tiene una longitud de 1400m (con la marea baja) y en verano el oleaje suele ser moderado.

La ocupación es muy alta, especialmente en verano y fechas señaladas, como puentes festivos o Semana Santa.

En la mayoría de las playas de la Rasa Cantábrica, su anchura varía considerablemente debido al efecto de las mareas, y en este caso en particular llega a desaparecer por completo bajo las aguas del mar dos veces al día, por lo que nunca encontraremos en ella arena seca.

Por lo dicho anteriormente, este enclave no es el ideal para aquellas personas que buscan en su lugar de vacaciones lo que conocemos típicamente como “turismo de playa”.

A pesar de los condicionantes que nos impone el flujo de las mareas, durante los períodos próximos a la bajamar, además de contemplar las fantásticas formaciones creadas por la naturaleza, también podremos disfrutar de la playa para tomar el sol o darnos un baño, siendo un lugar ideal para el disfrute de los niños, ya que al bajar la marea, junto a las rocas, se forman multitud de pequeñas pozas de agua cristalina que se templan cuando les da el sol.

Antes de la visita

1. Informarnos previamente de los horarios y alcance de las mareas, así como de la previsión meteorológica.

2. Como norma general es recomendable llegar a la playa con dos horas de antelación a la bajamar, pero no nos agobiemos, tendremos tiempo de sobra para recorrer toda la playa.

3. Una vez que podamos acceder al arenal, es mejor dirigirnos a mano derecha (unos 600m) según bajamos las escaleras. En esta zona es donde se encuentran los grandes arcos, será la última en quedar al descubierto y la primera en anegarse cuando comience a subir la marea.

4. Observaremos la evolución de la marea y nos retiraremos con margen suficiente para evitar el tener que mojarnos o quedar aislados. En esta pestaña puedes ampliar información sobre el comportamiento de las mareas.

5. Si no vemos obligados a cruzar una zona anegada, es preferible no descalzarse, ya que podría haber rocas ocultas o pozas profundas que nos hagan perder el equilibrio. Con los pies calzados se resbala menos y es más difícil torcerse un tobillo.

6. No debemos acceder a la parte alta de los islotes ni practicar escalada. La roca es MUY INESTABLE y los desprendimientos son frecuentes.

7. Tendremos especial precaución si vemos que hay un fuerte oleaje. Los golpes de mar son IMPREVISIBLES. Podemos estar observando como las olas mueren plácidamente sobre la arena, y de repente una de ellas sobrepasa a las anteriores en decenas de metros. Esta foto es un ejemplo de lo menos grave que nos puede suceder.

8. Si estamos recorriendo el paseo que discurre por la parte alta de los acantilados, evitaremos acercarnos en exceso al borde. Recordemos que esta es una zona bastante ventosa, y al igual que sucede con el mar, el viento también es imprevisible y una racha un poco más fuerte de lo normal podría empujarnos al vacío.

9. En todo momento respetaremos el entorno en su estado natural. No es necesario dejar nuestra firma en las paredes de los acantilados ni amontonar rocas fuera de su lugar.

10. En casos extremos, es posible que tras un fuerte temporal de mar, la playa se vea desprovista de una buena parte de la arena, quedando al descubierto un lecho rocoso bastante caótico que hace que el paseo sea incómodo y peligroso, por lo cual no se recomienda su visita en estas circunstancias. Afortunadamente, el mar no tardará en reponer lo que se ha llevado.